viernes

Entre corchetes

hay una caja perfecta de nombres
que se intercambian como focos,
hay un trono para el rey verbo
desde donde elige a sus súbditos
(son miles y se llaman todos con
tres nombres: Juan, Pedro y María)
y se saca el corazón núcleo para
mostrarle sus dominios de claras
fronteras, de lenguaje custodiado
por corchetes (bienvenido a la
institución).
sentado en las rodillas del tiempo,
midiendo todas las circunstancias,
soy la pesadilla de los que sueñan
con prolijas clasificaciones. soy un
adverbio.