domingo

Los cientificos

Papá salgamos
que la noche es hermosa
y aun más lo es aquí.
Que la luna te aguarda,
la luna es de leche tibia
nosotros dos niños
y podremos dormir.

Descubriremos padre
el hermoso desorden estelar,
esa desfachatez que el hombre no ve
y son bichitos
de luz especial.

Padre el hombre no entiende,
ha cubierto mi luna y mi cielo
sus marquesinas y falsos fuegos.
Los satélites transmiten
televisión en una nube.

Qué ha sido de la noche.

Los hombres
felices aplauden
a sus pantallas calidas.
Viven dentro
destruyen fuera.

Vayamos a dormir

jueves

y

chorreaba

de la puerta

al entrar

una mancha

difusa

que imitaba

al tímido

pájaro

.

miércoles

sentada en su falda le dije

Yo soy aquella por la cual desembocan
en el Támesis los cuerpos inermes.
Soy esa por la cual se extasían los poetas,
aquella que no puede ser referida con palabras
y que se sienta en las rodillas de Rimbaud.
Me deslizo punzante, ¡oh, como un débil río del Somnos!
como el Leteo, haciendo que todos se olviden de lo demás.

Atravieso, profunda, las crines de los caballos sabinos
capaces de embelezarse por un cuerpo femenil.

He penetrado raudas fortalezas.
He perecido la ciudad dardania.
He matado a Weather.
He fumado, hirsuta, a los pies de la cama.


Y sin embargo, a lado de otras
valgo nada.

No envejezco. Mis tetas están firmes
hace cientos de años.

Una sola partícula de amor quizás
me mataría.

mart ezequ calabr