viernes

Nadia espera el 338 sin destino exacto


Esperar de un tipo de tiempo,
reír de medio día
sabiendo nuestro nombre
de tarde media mediocre,
media azul y rojo; el ocre.
Flores respirando nortes.
Jueves ya, pintura descascarada
de jardines
entre perdidos y ciegos.
Una canción de y para vivir
y por lo bajo morir diez
veces ahora,
ahora mismo,
que se me cierra el respiro,
que se me estalla el latir.

domingo

(...)


Él estaba en mí
naufragante en lo que en mi pasa.
Observaba,
decidía,
respiraba…
el tiempo pasaba.
La tarde, la noche, el día;
él en mi crecía, por no detenerse.
Un día, día cualquiera
del verano -como hoy-
frenó, siguió. Paró;
luego -en el mismo- escribió
y la tarde caía,
luego -sobre sí mismo- leyó
y la tarde cayendo caía,
luego -sin piedad de él mismo- corrigió
y la tarde caída dejó de caer.
Él se cortó
en mí…
quedaron las huellas de cuerpo cercenado,
cristales de acero, su decisión,
la última.