sábado

167.

La muerte es el mejor impulso para la vida
No, papá?

Cuando muera el campo, la ciudad, la abuela
despues del llanto, la tragedia, el espanto
nosotros los afortunados
premiados con una posibilidad
críticos afortunados de la miseria
vamos a seguir sosteniendo que este mundo es una mierda
que somos martires de la belleza
que elejimos a la fuerza nuestra mirada
nuestras piedras y nuestras palabras

que las apilabamos para construir
que las tiramos a la mierda
las vimos rebotar en el agua
(la tensión superficial se rompe después de un segundo
un tercer golpe
en el ojo, la tensión superficial
se rompe en la ribera, la tensión)

La abuela tenía una lotería
vimos pasar los números de a poco
vimos girar el motor de la muerte
de tantas maneras papá.
La abuela se moría
más lento que los desaparecidos
más lento que los asesinos
más lento que López, que Darío.
Vimos pasar los números y no creímos
vimos pasar los números y no supimos el premio...

Seguí participando papá,
que la muerte abona la tierra.

Bien sabido es que se cierra
un día, una vida.
Apostamos obligados
jugamos sin opciones y al final nos divertimos
Ganamos una banalidad:
la posibilidad de participar...

Segui participando papá,
que la abuela abona la tierra...

¿Cosecharemos algo positivo?

martes

En la orilla profunda de la brisa

Hice el vía crucis
para huir de la neurosis,
la pinche crisis,
pero en la noche
del cristo pulcro
contraje sífilis.
Así es,
caía con sangre
 la nieve en Tarsis,
hería mi psiquis.
Para evitar el dolor
me di otra dosis,
en mi bolsillo
crujió el análisis,
brotaba dentro 
la negra bilis.
Por un momento
pensé en Osiris,
en agua, en piscis
hice catarsis,
negué los limites.

huí de mí 
como una tiza
se desintegra y dice,

dije tu risa
flotando sin prisa
en la orilla profunda de la brisa