La princesa del desierto está envuelta en harapos
tiene sed, kilómetros de tierra infértil
la habitan en la vigilia y en el tiempo
del sueño, del lapso ambiguo.
Hay nombres, hombres
sexos latiendo en los rincones
exiliados de un cuerpo.
Una mujer es la reina y punto.
No existe el tiempo nunca más
sino palabras sin forma, lenguaje visceral
espejos a punto de romperse.
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